Move Me on Down the Line

Nombre del tema: “Move Me on Down the Line”
Artista: ZZ Top
Álbum del cual se extrajo: Tres Hombres
Fecha de lanzamiento: 26 de Julio de 1973
Pequeña reseña histórica: Tres hombres. 3 hombres barbudos…o barbados de Houston, Texas. Pero, no barbas de días, sino de una longitud exagerada, que casi se la pisan. Este trío, liderado por el guitarrista y cantante principal Billy Gibbons se formó en 1969 y sacó su primer álbum dos años después. Fueron evolucionando a partir del Blues a otro de estilo más original y característico de Texas, con letras de insinuaciones sexuales, y humor propio de ese lugar. Luego de un estancamiento creativo, se reinventan a fines de la década del setenta, y siguen evolucionando, hasta nuestros días. Ya cumplieron los 50 años de trayectoria, aunque sus años más gloriosos son los de mediados de los 70´s con hitazos como “Lagrange” y “Tush”. Y el dato final: los vas a encontrar siempre en la última página de cualquier enciclopedia de Rock que recaiga en tus manos.
El dato autorreferencial: La primera vez que supe de ellos fue a través de una revista Rock and pop de finales de 1985. Y dos años después los escuché por primera vez en el Ranking clásico, que pasaba la…Rock and Pop (parece que a Eduardo de la Puente le gustaba mucho), y ya escuchar los primeros compases de “Lagrange” me cautivaron del vamos. Después me compré en vinilo el “The best of…” (uno de sus tantos recopilatorios) y me gustaban todos los temas. Y ya con el mp3 e internet, fui escuchando casi todos sus discos, aunque son desparejos, salvo 3 o 4 álbumes que sí valen la pena. Y sin dudas “Tres hombres” es de lo mejor. Y como yapa, va una anécdota personal, que si bien no tiene nada que ver con ZZ Top, sí tiene que ver con la barba, y me sucedió en el país natal del trío barbudo. Esto sucedió hace tres décadas cuando hacía dos días que había conseguido trabajo en el Restaurant Dolores, en Los Angeles, cuyos dueños eran tres argentinos (Tres hombres! Bueno algo tiene que ver con ZZ Top…aunque un poco forzado, no?) de los cuales yo sólo conocía a uno que era a través del cual había conseguido el trabajo. Y yo ya tenía una barba candado recientemente vuelta a crecer –era la segunda vez porque para ingresar a USA, me la había afeitado por las dudas, a ver si no me dejaban entrar pensando que podían tomarme por un joven terrorista, prejuicios (míos?) de la época. Y allí estaba, limpiando la barra, cuando me saluda uno de los socios, al que no conocía. Se me presenta, era un tipo grande, acompañado por su señora esposa, también argentina, estarían tomando un chocomilk que era una de las especialidades de la casa. Y de repente, veo que el tipo me mira insistentemente, y no con mucho agrado que digamos. Esos segundos duraron lo suficiente para que desfilaran por mi cabeza numerosas fantasías persecutorias con formato de bota texana apuntando a mi trasero eyectándome de un trabajo, que si bien era “mierdoso” como le llamaban allí mis compañeros chicanos, era el único que tenía y recientemente conseguido. Cuando ya me estaba por caer la tercera gota gorda de adrenalina, el tipo sólo se limitó a tocarse la barbilla y a negar lentamente con la cabeza, mientras me miraba fijamente. Así de sencillo. Entendí que el lenguaje corporal, o no verbal, algunas veces tienen un poder de convicción imponente. Cuando entro al sector de los lavacopas, le comento a uno de mis compañeros mexicanos, uno que era gamba, porque otros me miraban de soslayo, lo que había sucedido. Y el quía, no me lo olvido más, me respondió con una sola palabra, imperativa y contundente, y que horas después ya en mi casa, puse manos a la obra. Esa palabra fue precedida por un “Pos, claro…Rasúratela” dicha con el acento e ímpetu característico de nuestros hermanos mexicanos.

https://www.youtube.com/watch?v=Al3tRlzOREg