Nombre del tema:
“One time”
Artista: King
Crimson
Álbum del cual se
extrajo: Vrooom
Fecha de lanzamiento:
31 de Octubre de 1994
Pequeña reseña histórica:
King Crimson (Rey Carmesí) es una BANDA de rock progresivo inglés formada en
1968, por Robert Fripp, con álbumes de culto editados en la primera mitad de la
década del setenta (aunque su primer álbum, el superlativo, y mi preferido, “In
the court of the Crimson King” es de finales de 1969). Sufrió diversos cambios
en su formación, hasta nuestros días, pero por sus filas pasaron gigantes como
Greg Lake (Emerson, Lake & Palmer), Bill Bruford (Yes), Adrian Belew (Frank
Zappa, etc.) o John Wetton. La década del ochenta trajo la edición de una
trilogía increíble, y durante más de diez años no editaron nada, hasta 1995 que
salió un nuevo disco después de 12 años. Sin embargo, a fines del `94 editan un
EP, como adelanto y la versión de “One time” es la de este disquito.
El dato
autorreferencial: La primera vez que los escuché fue una vuelta a mis
dieciocho años que nos quedamos a dormir en la casa de mi amigo Dan, en el
barrio de Floresta. Eramos una banda, y nos habremos quedado hasta tarde,
seguramente viendo una peli o jugando al Monopoly, muy sano lo nuestro. Nos
acostamos todos en el comedor, y ahí lo vi, cuando Dan sacó el long play “In
the court…” con ese monstruo gritando de terror en la tapa. Sólo dijo, escuchen
esto que compró mi viejo cuando estuvo en Inglaterra. Puso la placa en el
combinado, y apagó las luces. Después de unos sonidos algo extraños que duraron
unos pocos segundos, arancó con fuerza “Hombre esquizoide del Siglo XXI”, temazo
que escucharlo es toda una experiencia. Por favor!, lo que es ese lado 1 de tan
solo tres temas. Amé y amo ese álbum. Luego fui de a poco escuchando su obra,
con discos mejores y otros más intrincados. Hasta que llegó el año 1994, que es
cuando visitan Argentina por primera vez, para presentar Vrooom. Y allí fuimos,
aunque en esta ocasión asistimos al Teatro Broadway, con Leibo y Leonardo, que
habían llegado de Mendoza para verlos. El show, no hace falta decirlo, fue
increíble, con dos bateristas –Bill Bruford entre ellos, Adrian Belew, Tony
Levin, Pat Mastelosetto, Trey Gunn y por supuesto esa estatua llamada Robert Fripp. Allí
tocaron “One time” entre otros clásicos. Al finalizar el show, y al encenderse
las luces, vimos que algunos se dieron vuelta y señalaron a un rubio, al que le
vimos cara conocida. Ahí, nos codeamos y nos dijimos: “ese es Charly” (era la
época en que se había teñido el pelo de rubio en homenaje a Kurt Cobain), y mis
amigos, que odiaban el Rock Nacional, y sobre todo a Charly, llevaron a que de
la nada Leo gritara un “Aprendé Charly”, dicho bien fuerte y rapidito, para que
no se notara de donde provenía el sonido. Obviamente no pasó nada, aunque en mi
interior sentí una sensación algo agridulce, porque García no merecía ese
gaste, a pesar de que su carrera estaba entrando en franco declive, al menos
para mi gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario